top of page
blog7684

Proteger tu cerebro, fortalecerlo y generar hábitos saludables

La psicóloga Macarena Escobar, alumna de prácticas de máster de la Universidad Pontificia de Comillas, escribe este artículo para el blog de Neuropsicología y Salud de la Consulta, en el que proporciona pautas eficaces para proteger y fortalecer el cerebro, así como para generar hábitos saludables.


Según las estadísticas, se sabe que un 40% de la población puede llegar a desarrollar alguna enfermedad cerebral grave o algún trastorno neurológico si no hace por evitarlo, si no cuida el cerebro (Lorenzo, N. 2022). A lo largo de los años se ha estudiado la correlación que se da entre la biología y los problemas mentales y se ha comprobado de manera científica que verdaderamente muchos de los trastornos que aparecen en los manuales de psiquiatría tienen su raíz en bases orgánicas del cerebro. Quizá uno no se para a pensar nunca en el papel de protección y fortalecimiento que puedes llegar a ofrecerle a su cerebro, sin embargo, llegar a comprender que el inicio de muchos de los problemas es un cerebro mal cuidado definitivamente debería motivarnos a ejercer responsabilidad sobre nuestro cerebro, a protegerlo y fortalecerlo. Hoy en día cualquiera se pone como meta llevar a cabo un cuidado exhaustivo de la alimentación y el deporte para tener un cuerpo sano, hacer meditación, introspección y relajación para tener una cabeza sana, pero ¿qué hay del cerebro? ¿cómo cuidarlo?


Lo primero que se debe saber del cerebro cuando hablamos de protegerlo y fortalecerlo es el concepto de neuroplasticidad. El cerebro no es estático, sino que tiene la capacidad de modificar su propia organización, adaptarse y cambiar. Lo más probable es que con los años, y más aún si uno mismo no se esfuerza en cuidar su cerebro, este moldeamiento decaiga y se aleje considerablemente de aquel cerebro de la infancia capaz de absorber infinitos idiomas como si de una esponja se tratase, aunque otros estudios afirman que el cerebro por adulto que sea, mantiene su plasticidad inicial. En definitiva, si se ejercita el cerebro éste puede cambiar y mantenerse fuerte, sin embargo, si se deja de usar o se utiliza lo mínimo lo que ocurrirá es que las redes neuronales dejarán de participar en el procesamiento de información y acabarán muriendo. Es imprescindible, por tanto, que nos responsabilicemos y decidamos ocuparnos de manera voluntaria de recuperar la plasticidad del cerebro. Para ello uno puede optar por fortalecerlo para mejorar los posibles daños cognitivos y prevenir de futuros daños cerebrales. Con la intención de inspirar al lector, voy a compartir la historia de unas monjas que ha llamado la atención en el mundo de la neuropsicología. Se trata de las hermanas de Notre Dame de Minessota, quienes han sido investigadas por el profesor David Snowdon de la Universidad de Kentucky por la labor que hacen al ejercitar su neuroplasticidad hasta el punto de que la mayoría de las hermanas del convento viven hasta casi un centenar de años. Las hermanas trabajan y se esfuerzan en el día a día en realizar numerosas actividades que fomenten su funcionamiento cognitivo. Se retan entre ellas a responder cuestiones de vocabulario, acertijos, cálculos matemáticos, debates de actualidad... Además, llevan a cabo seminarios semanalmente para poder debatir y formarse en asuntos relevantes y escriben sus opiniones en revistas. Aunque parezcan tareas que no marcan la diferencia a largo plazo, cultivar el intelecto de esta forma les previne de las enfermedades y decaimiento cognitivo propio en personas mayores como la demencia o el Alzheimer. Lo que está claro es que el fortalecimiento cerebral existe y que este tipo de actividades, por básicas que parezcan, previenen de caer en el abatimiento intelectual al estimular el crecimiento de las dendritas y fomentar diariamente las conexiones neuronales evitando su debilidad y decaimiento. Podrá parecer que el nivel de complejidad es alto a la hora de aportar cuidados y ejercitar el cerebro, sin embargo, la mayoría de las herramientas que podemos poner en práctica están en el día a día y tienen un gran impacto:


1. Estimular el cerebro: la mayoría de las personas que entran en la vejez sufren un declive real a nivel cognitivo por la falta de ejercicio mental. Mantener activo el cerebro no solo previene de posibles daños, sino que lo hace más resistente, más flexible, más adaptativo ya que al ejercitarlo las conexiones neuronales incrementan constantemente. Se suele decir que el principio básico a nivel cognitivo es que el cerebro “o lo usas o lo pierdes” (John, J. 2001), siguiendo esta afirmación, el ejercicio mental es fundamental. ¿Qué es ejercicio mental? Probablemente se entienda por ejercicio mental la lectura, los crucigramas, el calculo mental, aprender idiomas nuevos, hacer sudokus... y realmente todo eso aporta, sin embargo, hay otras formas más comunes y cotidianas.


Encontrar entornos nuevos y salir de la zona de confort es una forma de hacer ejercicio mental ya que de esta forma uno se obliga a adaptarse a situaciones nuevas, buscar herramientas, plantearse posibles soluciones de problemas nuevos, aprender de otros, enriquecerse... al fin y al cabo, darle vida al cerebro. Otra forma de ejercitar la mente sin duda es fomentar la creatividad, para ser creativo no hace falta escribir un libro de cero, inventar algo que no se haya visto ni realizar una obra de arte.


La creatividad se encuentra en escuchar música, acudir al teatro, leer, acudir a clases de baile, pintar en los ratos libres... Todas estas actividades nos mantienen activos, nos aportan novedad y flexibilidad cognitiva.


2. El ejercicio físico: Salir a caminar o a correr, ir al gimnasio, hacer deportes de equipo, tenis, natación, atletismo... A cada uno le viene mejor un tipo de actividad física u otro, sabemos que es fundamental y no únicamente para mantener el cuerpo sano, sorprendería saber la cantidad de beneficios que existen a nivel cerebral y que son determinantes. Entre los beneficios, aumenta la cantidad de sangre que llega al cerebro, de esta forma aumentan las conexiones neuronales y el crecimiento de flujo sanguíneo hace que la posibilidad de llegar a las zonas más necesitadas del cerebro sea mayor. Por otro lado, aumenta la neurogénesis, esto quiere decir que el número de células en el hipocampo crece lo cual tiene una repercusión positiva ya que esta es la zona dedicada a la memoria y aprendizaje.


3. Autocuidado: El autocuidado es llevar a cabo una alimentación sana y equilibrada, cuidar el sueño, evitar una vida sedentaria, cuidar las relaciones sociales, saber lidiar con el estrés, evitar tóxicos... en definitiva, cuidarse es la mejor forma de proteger el cerebro.

4. Meditar: en vez de activar el cerebro, la disminución de la actividad puede tener un efecto positivo en las áreas cerebrales relacionadas con la memoria, las emociones (sistema límbico) y la atención (lóbulo frontal) (Corbin, J. 2017). De hecho, la ciencia lo corrobora: un estudio de Psychiatry Research Neuroimaging acerca del impacto que causa media hora de meditación al día en el cerebro dejó las siguientes conclusiones: meditar puede aumentar el grosor de la corteza cingulada que es un área del cerebro que se ocupa de las emociones, del aprendizaje, de la memoria... Además, meditar en el día a día puede fortalecer nuestro cerebro gracias a la neuroplasticidad comentada previamente ya que de alguna forma transforma ciertas áreas cerebrales de gran relevancia. Puede llegar a disminuir la materia gris, lo cual tiene un impacto positivo en la reducción de estrés y del miedo... También puede disminuir la zona izquierda del hipocampo una de las áreas más importantes de nuestro cerebro relacionada con las capacidades cognitivas, el aprendizaje, la memoria, la regulación emocional... (Gutiérrez, I. 2021).





Referencias bibliográficas:


Corbin, J. A. (2017). La meditación produce cambios en el cerebro. Psicología y mente. https://psicologiaymente.com/neurociencias/meditacion-cambios-cerebro Gundel, F., et al. (2018). Meditation and the brain – Neuronal correlates of mindfulness as assessed with near-infrared spectroscopy. Psychiatry Research: Neuroimaging, 271, 24-33. https://doi.org/10.1016/j.pscychresns.2017.04.002 Gutierrez, I. (2021). 7 cambios que la meditación provoca en nuestro cerebro. vanitatis.elconfidencial.com. https://www.vanitatis.elconfidencial.com/es tilo/ocio/2021-11-25/cambios-meditacion-cerebro-estres-concentracion_3325160/ Lorenzo, N. (2023). Consejos para cuidar el cerebro. Blog Aegon Seguros. https://blog.aegon.es/salud-mental/como-cuidar-cerebro/ Nania, R. (2022). 8 hábitos que benefician al cerebro. . . y cómo conservarlos. AARP. https://www.aarp.org/espanol/salud/salud-cerebral/info-2022/habitos- buenos.html Ratey, J. (2001). A user's guide to the brain. Pantheon Books. https://www.neuquen.edu.ar/wp-content/uploads/2017/10/Libro-Cerebro-Manual- de-Instrucciones-John-J.-Ratey.pdf


61 visualizaciones0 comentarios

Comments


bottom of page