El psicólogo Fernando Muñoz Montesinos, estudiante de máster que realiza las prácticas en la Consulta, escribe este artículo para el blog de Neuropsicología y Salud de la Consulta, en el que describe en qué consiste el tempo cognitivo lento.
En la actualidad, el TCL es un término que se utiliza para describir una serie de sintomatología, pero que todavía no se ha formalizado. Cada vez existen más datos y más consistentes que dotan de validez externa al Tempo Cognitivo Lento (TCL) y lo asocia con síntomas internalizantes. Esto no excluye que hagan falta más investigaciones sobre el tema. Las personas que presentan Tempo Cognitivo Lento (TCL) son personas con altos niveles de inatención entre otros síntomas, pero no presentan hiperactividad ni impulsividad. Podemos considerarlo como un clúster de síntomas o espectro cognitivo de la persona distintos de los del TDAH, aunque bien es cierto que el TCL presentan síntomas similares a las características predominantes en el TDAH subtipo inatento. Por lo tanto, es obvio que existen serias dificultades para diferenciar estos dos tipos de trastornos. Sin embargo, las investigaciones ya realizadas indican que el TCL afecta a dominios distintos y tiene síntomas diferentes a los del TDAH.
¿El TCL es algo genético?
Actualmente afirmamos que el ser humano y los trastornos son el resultado de genética por aprendizaje, es decir, para poder sufrir un trastorno debemos ser portadores de los genes y estos activarse en función de nuestras experiencias vitales. (Tirapu-Ustárroz, Ruiz-García, Luna-Lario, & Hernáez-Goñi, 2015).
¿Qué diferencia existe entre el TDAH y el TCL?
El TDAH presenta tres subtipos: Hiperactivo, combinado e inatento. El TDAH hiperactivo y combinado se caracterizan por una energía excesiva y no tienen dificultades en el procesamiento de información. Estos subtipos de TDAH son fácilmente diferenciables del TCL y del TDAH subtipo inatento. (Tirapu-Ustárroz, Ruiz-García, Luna-Lario, & Hernáez-Goñi, 2015). Respecto a estos dos últimos es donde pueden aparecer problemas en su distinción. Ambos presentan inatención, específicamente, dificultades en atención sostenida. Las personas que presenta TDAH subtipo inatento, poseen en gran medida problemas de atención, ensoñación excesiva, confusión mental, dan la sensación de estar “en las nubes”, somnolientos, con comportamiento y pensamiento enlentecido. (Tirapu-Ustárroz, Ruiz-García, Luna-Lario, & Hernáez-Goñi, 2015). Por otro lado, el Tempo Cognitivo Lento (TCL) podríamos distinguir tres factores principales, la lentitud, el estado de adormilamiento y la falta de iniciativa o persistencia en la tarea. Es importante denotar que no hablamos de síntomas sino de un espectro cognitivo, es decir procesos afectados. Hay que verlo en la globalidad de la persona. No una disfuncionalidad de un área concreta. Desarrollando estos factores, podemos afirmar que el TCL presenta somnolencia, el soñar despierto, la hipoactividad física, el letargo y la apatía. Son niños que se les describe cotidianamente como “lento”,“olvidadizo”,” inactivo”, “perezoso”, “somnoliento”, “apático”, “con tendencia a soñar despierto”, “perdido en sus pensamientos”, “desmotivado”, “en las nubes”, “confundido”. (Tirapu-Ustárroz, Ruiz-García, Luna-Lario, & Hernáez-Goñi, 2015).
Área cerebral
Existe la necesidad de seguir investigando en esta área, sin embargo, los datos conocidos indican que la región cortical prefrontal del cerebro está involucrada en este trastorno y esto se hace visible en las dificultades del paciente con la memoria de trabajo. Los datos parecen señalar que estos síntomas se deben a variaciones en la disponibilidad de dopamina y noradrenalina o a la eficiencia en las estructuras químicas encargadas de la recepción, recaptación o transporte de estas sustancias. (Tirapu-Ustárroz, Ruiz-García, Luna-Lario, & Hernáez-Goñi, 2015).
Como se ha comentado, son niños con adormecimiento, enlentecimiento y esto los lleva a tener problemas para concentrarse en una tarea de manera interior. Por lo tanto, la distracción es interior. El funcionamiento del cerebro tiene mucho que decir a este respecto. Existe en el cerebro una red neuronal por defecto que se activa cuando no hacemos nada, y nos lleva a nuestros pensamientos, a nuestra relación de los eventos con el presente y el pasado. En cambio, la red frontoparietal requiere control y se da ante situaciones novedosas. En el TDAH es la red neuronal frontoparietal la que se activa. Son personas que consideran la mayoría de los estímulos relevantes y al ser un estímulo novedoso requiere mi atención. En cambio, el TDAH subtipo inatento presenta una falta de control para desenganchar de tareas internas o pensamientos internos, está hiperfocalizado en estos aspectos. Por último, en el cerebro del TCL existe el problema de no ser capaz de salir de esa activación de la red por defecto, se da un exceso de activación de esa red por defecto. De las hipótesis más aceptadas es que las personas con TCL tienen dificultad para salir de esta red, les lleva mucho tiempo salir de ella y poner en marcha otros procesos. Es por esto que hablamos que esta tendencia internalizante les hace más propensos a desarrollar depresión, puesto que la red es tender a la rumiación, sacarle punta y darle vueltas a cosas que han ocurrido más que centrarse en eventos externos. Es muy común oír hablar de mindwindering o dejar la mente vagar, refiriéndose a esta característica recientemente descrita. (Onandia, 2020).
Área conductual
También es importante destacar que son niños que reflejan un estado de alerta y orientación irregular. Además, conductualmente hablando, presenta falta de motivación, falta de energía para realizar las actividades del día a día, y consecuentemente, buscan actividades más estimulantes y menos monótonas. A nivel físico o motor suelen realizar movimientos e interacciones lentas, pero funcionan mejor que a nivel cognitivo. (Tirapu-Ustárroz, Ruiz-García, Luna-Lario, & Hernáez-Goñi, 2015). Cabe destacar que el TCL suele presentar hipomimia, es decir, gesticulan poco a nivel de cara. También es destacable la forma de hablar, la cual suele darse canturreando y puede producir confusión con personas con trastorno específico del lenguaje pragmático. Esto se produce sobre todo en niños pequeños. (Onandia, 2020).
Ámbito social
Otra distinción importante es que el TDAH se suele manifestar en la etapa preescolar, puesto que van declinando con el tiempo, y presentan dificultades en la socialización, en cuanto a que realizan una sobreinteracción social inadecuada. De esta forma, los amigos les rechazan porque se producen escenarios como empujones en la fila debido a la impulsividad no a una falta de empatía. (Tirapu-Ustárroz, Ruiz-García, Luna-Lario, & Hernáez-Goñi, 2015).
En cambio, las personas con TCL típicamente suelen presentarse en consulta en edades algo más mayores puesto que los síntomas van aumentando con el tiempo. Cabe destacar que presentan dificultades en el ámbito social. Es importante entender que las redes sociales demandan una gran cantidad de procesamiento de información como son las señales verbales, no verbales, intenciones, pragmatismo y toda esta información la procesa de manera lenta y llega un momento que su cerebro se satura. Esta saturación los lleva a experimentar retraimiento puesto que obviamente no disfrutan de las relaciones sociales. Esto se traduce en un mayor deterioro social y desregulación emocional pero más orientado hacia el aislamiento, es decir, posee una red social reducida. Cabe destacar que les cuesta entender un chiste o un doble sentido puesto que, si ya les ocupa mucho tiempo entender un mensaje con un único sentido, si lleva más trabajo cognitivo, necesitan más tiempo para llegar a entenderlo. Sin embargo, las relaciones sociales son casi al instante. (Tirapu-Ustárroz, Ruiz-García, Luna-Lario, & Hernáez- Goñi, 2015).
Para entender esto, es bueno conocer que los niños con TCL presentan un modelo “internalizante” de tal manera que, si se siente triste, se siente solo. Sin embargo, la persona que presenta TDAH padece un modelo “externalizante” y esto se traduce en que “me peleo mucho, hablo excesivamente”. Estos signos son muy visibles y pueden ayudarnos a distinguir entre TDAH y TCL.
Ámbito atencional
Estos modelos internalizante y externalizante también se dan en otras áreas como en la atención. Tanto en el TCL como en el TDAH presentan problemas de atención. En este sentido, las personas con TCL se distrae con su propio pensamiento, es una distracción interna y, por lo tanto, es más propenso a la distracción interna. Se diferencia de la persona con TDAH en que estos se distraen con estímulos externos. Por lo tanto, es un error generalizado pensar que el TCL es algo atencional, puesto que es algo global. Se cree que es una especie de daño cerebral adquirido, es decir un funcionamiento cerebral que puede estar dañado y por esto produce enlentecimiento. (Onandia, 2020).
Ámbito académico
En la parte académica los niños con TCL muestran mayores equivocaciones mientras realizan actividades escolares, mientras que el TDAH por lo general no presenta esta dificultad. A la vez, las personas con TCL tienden a mayores problemas en capacidades verbales y memoria a largo plazo, déficit en memoria de trabajo y, por lo tanto, un mayor reto y dificultad en el razonamiento abstracto, la lectura y el cálculo. Pero mejores habilidades visuoespaciales. (Tirapu-Ustárroz, Ruiz- García, Luna-Lario, & Hernáez-Goñi, 2015). En el ámbito académico es importante tener en cuenta que el problema que presenta el niño con TCL es que presenta una velocidad de procesamiento lenta y ciertos problemas de memoria de trabajo. Esto se traduce en que no rinde mal, sino que rinde lento. En muchas ocasiones el aprendizaje o la tarea no es buena porque no le hemos dado el tiempo necesario, no es cuestión de errores de respuesta.Traducido al ámbito escolar, desde el inicio de la escuela, la velocidad y manipulación acompañan al niño y a su desarrollo, por lo tanto, una velocidad de procesamiento baja obviamente acaba afectando al procesamiento y desarrollo emocional y a al funcionamiento y desarrollo de las funciones ejecutivas puesto que partimos de un enlentecimiento de base. Partiendo de esto, es lógico que todo lo que venga después se vea afectado. Es posible que esta también sea una razón que explique el hecho de que el TCL va a más con la edad. (Tirapu-Ustárroz, Ruiz-García, Luna-Lario, & Hernáez-Goñi, 2015). Con toda esta información y teniendo en cuenta el caso particular de cada alumno, es absolutamente compatible realizar una evaluación de las adaptaciones que interesan aplicar en el aula. Una de estas adaptaciones podría tener que ver con la cantidad de tarea, la ubicación del alumno en el aula o el tiempo para realizar las tareas de evaluación. (Tirapu-Ustárroz, Ruiz- García, Luna-Lario, & Hernáez-Goñi, 2015). La metacognición es la estimación de cómo cree que ha respondido a su test o a la prueba realizada. En los niños con TCL observamos que cuantos más síntomas tengan de los anteriores, menos metacognición, puesto que a mayor incapacidad de focalizar más incapacidad de entenderme. En el caso del TDAH, también se da, a mayor impulsividad más incapacidad de entenderme. Por ello, ambos muestran incapacidad para conocer lo que necesitan o lo que les gustaría, realizan estimaciones negativas de lo que han hecho y hablan de sus emociones. (Tirapu-Ustárroz, Ruiz-García, Luna-Lario, & Hernáez-Goñi, 2015).
Ámbito del sueño
Respecto al sueño, las personas con TCL pueden presentar pobreza en la calidad del sueño y un aumento en los trastornos del sueño como las pesadillas, despertarse durante la noche, o sensación de frío o demasiado calor. En cambio, las personas con TDAH asociado a la hiperactividad y no la impulsividad presentan una asociación fuerte con el empobrecimiento de la calidad del sueño, un aumento de la latencia de sueño, duración recortada del sueño y más uso de medicación para dormir. (Barkley, 2012).
En una de las investigaciones realizadas, los resultados muestran que las personas con TCL presentan mayores dificultades en las funciones ejecutivas, la autoorganización y resolución de problemas que los sujetos sólo con TDAH o sin ningún trastorno. Sin embargo, cabe destacar de otros estudios, que el TCL no afecta a la capacidad intelectual o la capacidad de aprendizaje de la persona, simplemente estas capacidades se producen de manera más lenta. En el TDAH esto se puede llegar a producir de la misma manera, pero el origen de esta ejecución de tareas lentas ocurre debido a la limitada capacidad de inhibición de distractores, mientras que en el TCL es por la propia lentitud en la ejecución, son lentos en el manejo de la información. (Onandia, 2020).
Por lo tanto, es imprescindible saber diferenciar el TDAH del TCL puesto que con los niños que presentan TCL se debe orientar la intervención siempre teniendo en cuanta que es un espectro cognitivo de la persona y hay que verlo en la globalidad de la persona y siempre dirigir la intervención para resolver los problemas de aislamiento social, la incapacidad de liderazgo y trabajar los síntomas depresivos que suelen presentar. En cambio, con un niño que presenta TDAH, se trabaja la impulsividad y la sobreinteracción social inadecuada.
Por último, es importante tener en cuenta la alta relación que existe entre el TCL y la ansiedad y depresión con el objetivo de prevenir e intervenir si fuera necesario. Son personas más propensas a padecer estas patologías y por ello se debe tener muy en cuenta. Como conclusión, podemos afirmar, coloquialmente hablando, que las personas con TCL son personas diésel, es decir, son personas ralentizadas en todas las áreas de la persona no debido a un problema de maduración, sino que funcionan a velocidad más baja, pero a un ritmo regular, es decir, van funcionando sin cronómetro.
Referencias
Barkley, R. A. (2012). Distinguishing sluggish cognitive tempo from attention deficit/hyperactivity disorder in adults. Journal of Abnormal Psychology, 121, 978–990.
Onandia, I. (21 de abril de 2020). Debates de Neuropsicología en tu salón: TDAH y TCL. Obtenido de https://youtu.be/C2mwK47jCGM.
Tirapu-Ustárroz, J., Ruiz-García, B. M., Luna-Lario, P., & Hernáez-Goñi, P. (2015). Tempo cognitivo lento: una revisión actualizada. Revista Neurol, 323 - 331.
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