Horacio Lamela, alumno de prácticas de grado de Psicología de la UFV, escribe este artículo para el blog de Sexualidad y Salud de la Consulta, en el que reflexiona sobre la importancia de la identidad y el desarrollo de una identidad sexual sana.
El ser humano es complejo. Vivimos tiempos en los que el relativismo absoluto predomina en muchos discursos. Vivir se ha convertido en todo un arte, más aún cuando entra en juego el encuentro con otras personas, la intimidad, el vínculo y la vida afectivo-sexual.
Conocer quién soy forma parte del juego y como parte del desarrollo de nuestra identidad personal existe la motivación y la tendencia a vincularnos afectivamente con los demás. Esta necesidad de vinculación, nos guía y orienta durante toda nuestra vida. Sirve como anclaje de nuestra identidad, nos posiciona y nos configura, teniendo una influencia directa en cómo percibimos las cosas y en cómo reaccionamos ante ellas.
Pero, ¿cómo es el desarrollo de esta dimensión tan importante?, ¿influye la sociedad en la construcción de la identidad y los vínculos? y ¿qué se necesita para lograr esa identidad diferenciada?
IDENTIDAD, SOCIALIZACIÓN y SEXUALIDAD
El desarrollo de la identidad, tiene una primera etapa en la adolescencia, es aquí donde se comienza a generar una identidad propia y necesaria en el proceso de descubrimiento. Todo comienza con los cambios en la percepción y los cambios biológicos que tienen lugar durante esos años. Es aquí donde se inicia en paralelo el proceso de búsqueda y exploración de la intimidad sexual, junto con el interés hacía las relaciones afectivas con el otro. Estos cambios producen a su vez dudas, inseguridades y una necesaria crisis de identidad en la adolescencia.
Erikson habla de cómo el adolescente debe pasar por una crisis de identidad para encontrar su nuevo yo, es decir, su yo social. Se trata de afrontar un problema difícil y trascendental cuya solución le va a permitir vivir en sociedad y adaptarse a los requerimientos de ella (Erikson, 1980). Se tendrá que enfrentar al miedo que supone establecer relaciones de amistad íntimas con otras personas. Este miedo puede conducir a simples relaciones formales sin compromiso o al aislamiento (Erikson, 1992).
Maccoby (1980) define el rol como un conjunto de funciones, derechos, obligaciones y conductas esperadas que van con el hecho de estar en una cierta posición en una estructura social. Dichos roles, funcionan a modo de expectativa, influyendo en la forma de vivir la sexualidad en las personas, sobre todo jóvenes. Es aquí donde se comprende que existen los primeros puntos de disfunción y complejos, basados en las expectativas sociales masculinas y femeninas. Kohlberg (1966) considera que cuando se madura intelectualmente, el niño o niña irá distinguiendo lo que es social de lo que es personal y se producirá una mayor flexibilidad en torno a los roles, estereotipos y actitudes sexuales. Esta identificación, se basa en los procesos de adquisición y la autoclasificación, adquiriendo e integrando las asignaciones sociales, basadas en expectativas (Kohlberg y Zigler, 1967).
Para comprender esto, se entiende que un punto importante para lograr esa forja de la identidad es conseguir una autonomía personal clara (diferenciación). Esta, se logra a través de una identidad bien definida, limitada y diferenciada. Depende de un yo estructurado, sólido, estable y seguro (Zapiain, 2018). Dentro del desarrollo de la identidad sexual y teniendo en cuenta todo lo anterior, debemos introducir como pilar importante a la intimidad. Esta, se estructura como un espacio psicológico compartido donde las personas desarrollan su capacidad de conexión profunda. Si tenemos en cuenta la afirmación de Cassidy (2001), la intimidad es el corazón del ser, siendo el lugar donde reside nuestra verdad. Es por esta exposición que lo anterior cobra sentido, siendo lógico entender que las personas inseguras tengan dificultades para conectar con dicha intimidad y se activen mecanismos para proteger nuestra identidad personal. Es aquí cuando se entiende que la intimidad va fuertemente ligada al desarrollo de la identidad de las personas.
¿CUÁNDO APARECEN LAS DIFICULTADES?
Helen Singer Kaplan, avisaba de que gran parte de las dificultades sexuales, venían dadas por el miedo a la intimidad y la conexión con el otro (1979). Cuando ligamos su teoría con lo que se ha mencionado previamente, se ve como se conecta con la forja de la identidad y el desarrollo sexual de las personas. Existen, según ella, dos fuentes importantes relacionadas con el miedo a la intimidad:
- Angustia de Separación: depende de un miedo a la exposición con la otra persona al revelar fragilidades y vergüenzas, miedo a mostrar aspectos privados de uno mismo. A su vez, va ligado al miedo a que si se muestra nuestro ser, se puedan descubrir por parte de la otra persona, los aspectos más indeseables y llegar a ser abandonados.
- Miedo a la desintegración: parte de la premisa de que la exposición trae acarreada una invasión o sentirse forzado a hacer algo que no se desea, trae acarreada un miedo a perder el control y perder la propia individualidad.
A partir de aquí, la pregunta que nos surge es: “¿cómo lidiamos con esto y cómo sería lo ideal?”.
DESARROLLA UNA IDENTIDAD SEXUAL SANA
Podemos desarrollar 6 ideas en las que centrarse para ser capaz de analizar y potenciar de forma global el desarrollo de la identidad sexual:
1. BIOLOGÍA: el primer proceso al que debemos prestar atención, es al punto biológico. Es en este donde se engloban las problemáticas relacionadas con estereotipos, dándole una relevancia enorme en comparativa con el resto y, siendo una de las más limitantes a rasgos generales. En realidad, es cuestión de visión y percepción personal, magnificada por la influencia social y la importancia que se le da a los rasgos físicos o identitarios. Es entonces, cuando se debe buscar la aceptación de aquello con lo que se tiene, convivir con ello y buscar la forma de sentir una respuesta favorable ante los cánones de belleza. A su vez, es importante entender que el sexo puede verse reprimido por las dinámicas internas de percepción, por ello lidiar con ello, es importante para poner una primera piedra en el proceso de comprensión. Es por ello que según Chiclana se debe buscar la no dependencia de la aprobación del otro, hacerle sentir que no necesita de otras personas para ser el mismo de verdad. Esto hace que el desarrollo sea seguro, sin miedo al rechazo, sin rencor o necesidad de posesión para ser uno mismo. Todo ello, se basa en la conexión del propio cuerpo, para reconocerse como válido desde la primera infancia (Chiclana, 2020).
2. CUIDADOS: el segundo nivel a tratar, es el punto de los cuidados. Eso parte por entender la importancia del autocuidado en las dinámicas identitarias y sexuales. A su vez, parte por comprender la importancia que tiene el priorizarse, teniendo en cuenta la potencialidad de daño que tiene a nivel identitario. Esto, nos lleva a comprender que la actitud y la higiene sexual, parten de comprender la importancia del cuidado primero.
3. EXPERIENCIAS: en tercer lugar, como configuración del sistema identitario sexual, se presenta el campo de las experiencias y, de cómo estas incentivan o inhiben el deseo, formando parte de la identidad sexual de las personas. Estas experiencias, dan sentido y configuran las tomas de contacto posteriores, siendo un referente claro de cómo se posiciona el “yo” dentro del marco de la interacción sexual. Parte de la premisa de mantener el sentido de uno mismo como un ser separado dentro de las relaciones de proximidad con otra persona y la capacidad de mantener una regulación emocional en el contacto con el otro. Esta intimidad, permite a las personas participar de forma diferenciada y autónoma dentro de los sistemas relacionales (Scratch, 1991).
4. FORMACIÓN: el cuarto punto, hace énfasis en la formación y la comprensión de las dinámicas a las que se expone la persona. Para ello, es comprensible que la fuente o la forma de obtener dicha formación, tenga que venir de forma adaptativa y coherente con la realidad. Es por ello que las dinámicas actualmente se ven sesgadas, siendo problemáticas cuando la referencia planteada es la pornografía y un falseamiento del funcionamiento de las dinámicas sexuales.
5. EXPLORACIÓN: es tras esto, que se puede plantear el quinto punto, haciendo referencia a la capacidad de exploración, coherente y adaptada. Esto, permite un desarrollo normativo y adaptado a las necesidades individuales. Esto, permite un desarrollo y comprensión profunda de las dinámicas personales que se relacionan con la forja de la identidad, adaptada a la sexualidad.
6. APEGO: por último y, como fuente clara de influencia se plantea la figura de apego. Esta, plantea como el apego sirve como anclaje claro de cómo la persona vive y se posiciona ante la sexualidad. Esta forma de relación y este condicionamiento, es la primera forma que tenemos de relacionarnos y de vernos dentro del intercambio. Siendo un determinante claro y con una gran influencia. Es por ello que según Chiclana, el concepto de soy bueno, depende de haber encontrado un lugar seguro y calmado, como el contacto con esa calma sirva de refugio. El abrazo y el contacto, sirven como base de validación en la relación paterno-filial y como se aprende a responder a las emociones que se presentan en las relaciones. Ello responde y activa la seguridad previa, que da un marco de seguridad dentro de la generación de la identidad (Chiclana, 2020).
Con todo lo expuesto, se observa cómo las personas bien diferenciadas en los apartados antes mencionados, son capaces de disfrutar de la intimidad, consiguiendo un desarrollo identitario pleno, dentro de un marco social y adaptado a las dinámicas internas de la persona.
Horacio Lamela
Grupo de Trabajo e Investigación en Sexualidad
Consulta Dr. Carlos Chiclana
Bibliografía:
Cassidy, J. (2001). Truth, lies, and intimacy: An attachment perspective. Attachment & Human Development, 3(2), 121-155. https://doi.org/10.1080/14616730110058999
Chiclana, C. (2020). Aprender a aceptarse y a quererse: afectividad, sexualidad y autoestima. Clínica Doctor Carlos Chiclana. https://www.ivoox.com/aprender-a-aceptarse-a-quererse-afectividad-sexualidad-audios-mp3_rf_51081437_1.html
Erikson, E. H. (1980). Identidad. Juventud y crisis. Madrid: Taurus.
Kaplan, H. S. (1979). Disorders of Sexual Desire and Other New Concepts and Techniques in Sex Therapy: The New Sex Therapy, Volume 2 (Her The new sex therapy ; v. 2) (First Edition). Bruner Meisel U.
Kohlberg, L. (1966). Análisis de los conceptos y actitudes infantiles relativos al papel sexual desde el punto de vista del desarrollo cognitivo. En: E.E. Maccoby (Ed.), Desarrollo de las diferencias sexuales. Madrid: Marova, 1972.
Kohlberg, L., & Zigler, E. (1967). The impact of cognitive maturity on the development of sex-role attitudes in the years 4 to 8. Genetic Psychology Monographs, 67, 89-165.
Maccoby, E.E., & Jacklin, C.N. (1980). Sex differences in aggression: A rejoinder and reprise: Child Development, 51, 964-980.
Schnarch, D. (1991). Constructing the Sexual Crucible: An Integration of Sexual and Marital Therapy (1.a ed.). W. W. Norton & Company.
Zapiain, J. G. (2018). Apego y terapia sexual : aportaciones desde la teoría del apego. Alianza Editorial.
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