Artículo publicado por Alejandro Villena en el Blog 'Sexo y Salud' del periódico ABC
“No tenéis porque creerme pero la realidad es que la hipersexualidad te roba la vida. Todo comienza con una masturbación, a la que le sigue otra y otra… Intentas reflexionar al principio y lo achacas a la edad, a las amistades, a la falta o al exceso de afectividad, tal vez esa copa de mas o esa novia de menos. Pasas por pensamientos y deseos que no puedes contener, y de los que te avergüenzas. Y cuando quieres darte cuenta ha pasado un año, y después otro”.
Así empieza el relato de Álvaro en un taller para adolescentes. Quiere darles su testimonio personal y así ayudarles a evitar el pozo de la pornografía. La negrura donde estuvo.
Internet ha sido el cimiento para la creación de aproximadamente 44 millones de plataformas industriales de pornografía online que contienen material sexualmente explícito y que reciben alrededor de 146 millones de visitas diarias; un número que supera al de Netflix, Twitter o Amazon.
La industria pornográfica genera unos ingresos de mayor volumen que la facturación de las cadenas televisivas CBS, ABC y NBC de forma conjunta, tal y como describen James R. Stonnes y Donna M. Hughes en su libro “Los costes sociales de la pornografía”.
“La palabra problema te atemoriza, sientes esa congoja y el sudor frio por la espalda, de tener que reconocer que es verdad, tengo un problema. Las justificaciones y los remedios a medias son de lo más normal en este momento. Sientes que estas solo y te das asco. Te ves cayendo de un edificio e intentando aprender a volar mientras tanto, eres consciente de que tu vida va mal, muy mal.”
Según las últimas estadísticas del portal por excelencia de la pornografía en España, 3 de cada 4 personas consumen pornografía, situándonos en la parte alta del ranking sobre consumo de pornografía a nivel mundial.
Una encuesta realizada en España a más de 2000 internautas mostraba que un tercio de ellas había sufrido consecuencias negativas por el consumo de pornografía, pasaban más de 5 horas conectados con fines sexuales, la utilizaban como premio y el 23% presentaba síntomas de ansiedad si no podía conectarse.
Una investigación de 2015 publicada en “Journal of Comunnication”muestra cómo el consumo de pornografía produce un aumento de la agresividad hacia la mujer, debido al alto contenido agresivo que existe en la mayoría de material disponible en internet.
El consumo repetido de este material llevaría a la persona a normalizar la agresión dentro del ámbito sexual y a introducir este tipo de prácticas en sus fantasías y encuentros íntimos. Los doctores Peter y Valkenburg, de la Universidad de Amsterdam, observaron que, en los adolescentes, la pornografía favorece la aparición y mantenimiento de los estereotipos que atribuyen al hombre la dominación sobre la mujer y la jerarquización de las relaciones sexuales en las que la mujer debería someterse.
El análisis sobre el bienestar psicológico y el consumo de pornografía publicado en “Journal of Youth and adolescence” en 2016, confirma que las personas que consumen pornografía presentan más baja estima personal, peor concepto de sí mismos, peor percepción sobre su cuerpo y una satisfacción sexual más baja.
Esto es debido a que el material disponible en internet no exhibe ni unos cuerpos, ni un tamaño de los genitales ajustados a la media poblacional y mucho menos refleja todo el mundo afectivo, relacional o comunicativo que existe alrededor de una relación sexual.
Sin embargo la pornografía también cuenta con investigaciones que defienden su consumo como favorable, como por ejemplo el estudio publicado en “The Journal of Sexual Medicine”, en el cual muestran que la pornografía puede ser útil para mejorar el deseo sexual y la excitación con su pareja y además afirman que no existe ningún tipo de correlación entre el consumo de pornografía y la disfunción eréctil.
Para el líder de esta investigación “el problema es asumir que toda la pornografía es mala para todos los hombres”, sin tener en cuenta que en ciertas ocasiones y para ciertas personas puede poseer efectos favorables.
Productores de pornografía como Anna Arrowsmith, defienden que la pornografía es positiva y sirve para mantener a las parejas unidas, ayuda a gestionar el deseo de satisfacer sus necesidades sexuales con otras parejas o de acabar con la relación por falta de deseo.
En el 18º Congreso Latinoamericano de Sexología y Educación sexual que se celebró en Madrid en septiembre de 2016, el sexólogo Pedro Villegas, comentó que ver pornografía facilita la comparación entre el propio cuerpo y/o el de su pareja con los que aparecen en las imágenes. Además se compara la propia actuación o desempeño en el encuentro sexual con el de los actores. Según Villegas todo ello termina produciendo una frustración en la persona, al no conseguir lo esperado, que puede derivar en un miedo al fracaso y en una presión de rendimiento que, en última instancia, se traducirá en una dificultad para el desempeño sexual real, como puede ser la impotencia, la eyaculación retardada, la falta de deseo o el dolor durante las relaciones.
A pesar de que todavía no están completamente establecidos y delimitados los efectos del consumo de pornografía, cada vez es mayor el número de personas que se ven envueltas en una adicción a la pornografía y que acuden a consulta demandando ayuda.
Así hizo Álvaro y en el taller les relata a los adolescentes que le escuchan: Lo peor es ir a tu amiguete de farra y que te diga que es normal, que todo el mundo lo hace, que no pasa nada.
Reconoce que tienes un problema, ponte a buscar la solución, con ayuda de tu padre o con un adulto en quien confíes, en alguien a quien secretamente admires (suele ser el mismo del que te ríes cuando estas con tus amiguetes de farra).
Te darás cuenta pronto de que hacer caso al médico o al psicólogo no es tan malo, que como un avión que va cayendo en barrena necesitas golpes de timón primero a un lado y luego al otro, para poder estabilizarte, mantente constante, no hay remedios rápidos, confía en el profesional. Veras luces y sombras.
Ya en 2009 un estudio de la revista “Sexologies”, alertaba de este aumento y de cómo esta adicción puede interferir en las las relaciones personales, el trabajo o la familia, generándoles un grave malestar.
La adicción a la pornografía se empieza a contemplar como una nueva realidad a pesar de no estar todavía incluida en los grandes manuales diagnósticos de la psicología y la psiquiatría. Como William M. Struthers narra en su libro “How pornography hijacks the male brain” este tipo de adicción produce cambios en estructuras cerebrales como las conexiones frontoestriales, la materia gris y alteraciones en el circuito de recompensa dopaminérgico.
Además la adicción al material pornográfico se manifiesta en nuestra conducta de forma prácticamente similar a otras adicciones: un estudio de 2016 publicado en “The Journal of Sex Medicine”afirma que el consumo repetido produce una habituación ante el material pornográfico y un aumento de la necesidad, la cantidad y la frecuencia del mismo.
También puede provocar un síndrome de abstinencia similar al de las sustancias adictivas ante la restricción del uso y lleva a la persona que lo consume con asiduidad a fracasar repetidamente ante el intento de abandonar este consumo.
Álvaro termina el taller de forma optimista: Pero siempre estate seguro y tranquilo en tu desasosiego, la paz te llegara. Te sentirás libre, señor de tus propios actos, feliz de hacer lo que realmente quieres hacer, veras tu vida con nueva luz y nada ni nadie te la podrá robar.
Piensa en cómo te ves dentro de 10 y 20 años. Ayuda a elegir a los amigos de verdad, la novia, las aficiones, los defectos que no quieres tener y tienes, las virtudes que admiras y no posees. No pierdas el tiempo y compromete tu vida en amar a las personas, tu familia, tus amigos y también a todos los demás de verdad.