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Sexualidad más allá del Parkinson: navegando juntos a través de los problemas sexuales

La psicóloga Kristel Gurdián, que realiza sus prácticas de máster en la Consulta, escribe este artículo para el blog de Sexualidad y Salud de la Consulta en el que reflexiona sobre la sexualidad y el Parkinson.




La enfermedad de Parkinson es una afección crónica y neurodegenerativa de evolución lenta que afecta el sistema nervioso central, se ha relacionado con degeneración prematura, progresiva e irreversible de las neuronas dopaminérgicas de la sustancia negra, así James Parkinson en 1817 la describió con el nombre de parálisis agitante (Vásquez-Celaya et al). Como ya sabemos, los síntomas de la Enfermedad de Párkinson son numerosos, diferentes de paciente a paciente y con un grado de avance único. Pero, entre los problemas que conlleva sufrir párkinson, la sexualidad, o la alteración de la misma, preocupa a muchas parejas.


Temblor, lentitud de movimientos, rigidez todos estos síntomas que afectan a la capacidad motora del paciente también pueden interferir en la sexualidad y producir sin duda una limitación. Pero también influyen la presencia de síntomas no motores, como el dolor, la depresión, la fatiga o la disautonomía, que puede contribuir a problemas como la disfunción eréctil. Varias investigaciones han señalado que las disfunciones sexuales alcanzan a más de 50 % de los hombres enfermos de párkinson, y en las mujeres también se ha detectado una mayor incidencia de disfunciones de la esfera sexual en comparación con personas sanas de la misma edad (Fundación Degén, 2020).


La disfunción sexual propia de la EP es levemente más frecuente en el varón que en la mujer. En aquél se manifiesta principalmente por la incapacidad para la erección, la hipersexualidad (trastorno de los impulsos caracterizado por un incremento marcado de la excitación, el comportamiento sexual y de manera general del interés por la sexualidad), la eyaculación precoz o pérdida de la capacidad para eyacular, e insatisfacción sexual, pese a mantener, en muchos casos, conservada la libido. En la mujer predomina la disminución de la libido (en ocasiones asociada a la baja autoestima o a alteraciones como las urinarias), dificultad para alcanzar el orgasmo e insatisfacción sexual. Los síntomas son más frecuentes en aquellos pacientes que tenían una vida sexual insatisfactoria antes de la enfermedad. Es importante señalar que los problemas sexuales afectan no sólo al paciente sino también, y de forma relevante, a su pareja (Vázquez-Sánchez et al., 2010).


El aumento excesivo de la libido o hipersexualidad se ha relacionado al tratamiento farmacológico, la sobredosis de las terapias dopaminérgicas, como la combinación de L-dopacarbidopa o bien pramipexol, las cuales se han visto asociadas con pensamientos o conductas sexuales excesivas o atípicas, fantasías sexuales aberrantes, disfunción eréctil, eyaculación precoz, dificultad para conseguir orgasmos, pedofilia, exhibicionismo, desarrollo de mutilación genital, promiscuidad sexual y parafilias, entre otras (Vásquez-Celaya et al., 2019). La presentación clínica abarca un amplio espectro, desde un simple aumento de la libido (sin gran repercusión para el paciente o su pareja), hasta la aparición de distintas parafilias (algunas graves como la pedofilia o el abuso sexual), pasando por la masturbación obsesiva o el recurso compulsivo a pornografía o prostitución, la hipersexualidad se asocia a otras manifestaciones de los denominados ‘trastornos del control de impulsos o bien forma parte del denominado ‘síndrome de desregulación hedonística homeostática en el cual los pacientes abusan de forma compulsiva de los fármacos dopaminérgicos. Todo este grupo de trastornos traduce, en último término, una alteración de los sistemas cerebrales de recompensa. La mayoría de los pacientes no consultan estos tipos de síntomas porque les resulta vergonzoso, porque no los relacionan con la medicación ni con su enfermedad, o porque el médico no les pregunta de forma explícita por ellos. Es interesante reconocer este perfil de pacientes para llevar a cabo una vigilancia más estricta y un tratamiento más eficaz de los síntomas en el caso de que aparezcan. En este caso, habría que ver cómo reajustar la medicación según las indicaciones del neurólogo, aunque también es importante acudir a terapia, pues los efectos emocionales pueden seguir desgastando las relaciones con la pareja o su círculo cercano del paciente (Vázquez-Sánchez et al., 2010). Recomendaciones para mejorar la sexualidad en personas con párkinson

  1. En el caso de la disfunción eréctil es conveniente comentarlo con el médico, ya que existe tratamiento farmacológico para combatirla.

  2. Existe un dispositivo llamado bomba de vacío, que es un anillo que se coloca en la base del pene que permite que se mantenga una erección o incluso existe una prótesis quirúrgica en casos que no respondan al tratamiento o la persona busque una solución más definitiva.

  3. Se han observado beneficios con la realización de ejercicios de focalización sensorial y autocontrol para el tratamiento de eyaculación precoz en el que se debe tratar de percibir y reconocer las sensaciones premonitorias del orgasmo a fin de retrasarlo.

  4. En el caso de las mujeres, el uso de lubricantes, realización de ejercicios de suelo pélvico y asesoramiento psicológico para aprendizaje de técnicas para reducir la ansiedad y combatir la inhibición pueden ser muy positivos para mantener relaciones sexuales satisfactorias.

En los tratamientos médicos, es importante que las personas con EP y sus parejas trabajen juntos para mantener una comunicación abierta y sincera sobre sus necesidades y deseos sexuales. La terapia sexual puede ser beneficiosa para mejorar la intimidad y la comunicación en la relación, así como para abordar cualquier problema sexual específico (UCB cares parkinson, 2023). En conclusión, la disfunción sexual es un problema común en personas con EP que puede ser causado por una variedad de factores. Es importante trabajar con un médico o un terapeuta sexual para identificar la causa subyacente de la disfunción sexual y encontrar un tratamiento efectivo que funcione para cada individuo.

Referencias Fundación Degén. (2020, August 6). Resolvemos las dudas más frecuentes respecto al párkinson y la sexualidad. https://conoceelparkinson.org/sintomas/sintomas-parkinson-sexualidad/ Vásquez-Celaya, L., Tamariz-Rodríguez, A., Gutiérrez Pérez, J. R., Marín Márquez, G., Toledo Cárdenas, R., Carrillo Castilla, P., Manzo Denes, J., Coria Avila, G., & García-Hernández, L. (2019). Enfermedad de Parkinson más allá de lo motor. Neurobiología, 10(23). Vázquez-Sánchez, F., Rodríguez-Martínez, E., & Arés-Luque, A. (2010). Trastornos urinarios, disfunción sexual e hipersexualidad en la enfermedad de Parkinson. Neurología, 50(S02). DOI: https://doi.org/10.33588/rn.50S02.2009736 UCB cares parkinson. (2023). Disfunción sexual. UCBCares parkinson. https://ucbcares.es/pacientes/parkinson/es/content/838206384/disfuncion-sexual-parkinson.

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