La psicóloga Gracia de Teresa Calabia escribe este artículo para el blog de Neuropsicología y Salud de la Consulta, en el que explica el impacto que supone el consumo de pornografía a nivel neuropsicológico.
El consumo de pornografía se ha vuelto cada vez más frecuente en nuestra sociedad, así como su normalización en edades tempranas (actualmente la edad media de inicio del consumo se encuentra en 12 años).
Se considera pornografía a todo aquel material, imagen y/o texto que represente actos sexuales con la finalidad de provocar excitación erótica en el receptor. Por otro lado, la excitación sexual es la preparación física y psicológica de un individuo para realizar un comportamiento sexual.
A pesar de ser un tema que hoy se encuentra a la orden del día ¿somos conscientes de lo que hace la pornografía en nuestro cerebro?
Diversas investigaciones han confirmado que la visualización de estímulos sexuales, activan nuestro sistema de recompensa. El sistema de recompensa cerebral es una red de regiones cerebrales que se activan cuando realizamos alguna actividad placentera como puede ser comer o dormir. Cuando estas regiones se activan, liberan, entre otros neurotransmisores, dopamina. Esta liberación de dopamina transmite una sensación de placer y motivación, provocando que el cerebro envíe el mensaje de “repetir este comportamiento”.
El problema es que, a un mayor consumo de pornografía, el cerebro acaba “acostumbrándose” a los estímulos y libera menor cantidad de dopamina, necesitando mayor cantidad de estímulos para liberar la cantidad inicial y alcanzar la misma sensación de placer, generando el fenómeno de la tolerancia (necesitar más tiempo de pornografía o estímulos sexuales más explícitos).
El consumo prolongado de pornografía puede generar diversas consecuencias a nivel cerebral, entre las que se encuentran:
- Disminución de la materia gris en el caudado derecho. La materia gris se encuentra en regiones del cerebro involucradas en el control muscular, percepción sensorial (vista, oído…), la memoria, emociones, lenguaje, toma de decisiones y autocontrol.
- Disminución de la actividad putaminal izquierda. El putamen se encuentra implicado en la regulación y control del movimiento.
- Menor conectividad entre el caudado derecho y la corteza prefrontal dorsolateral izquierda, lo que podría implicar dificultades en el procesamiento de la información relacionada con la motivación, toma de decisiones, regulación de las respuestas emocionales y control de impulsos.
El consumo de pornografía no solo tiene consecuencias a nivel cerebral, sino en muchos otros niveles ampliamente estudiados, entre ellos se encuentra el aumento de conductas relacionadas con agresiones sexuales tanto a nivel verbal como físico, conductas sexuales de alto riesgo (obviar el uso de preservativo, consumo de alcohol o sustancias durante la actividad sexual etc. ), percepciones y evaluaciones idealistas acerca de las relaciones sexuales, consecuencias emocionales relacionadas con una baja autoestima, depresión, falta de interés o incluso falta de deseo sexual.
En conclusión, la pornografía en la actualidad está ampliamente normalizada y generalizada, por ello es importante saber qué impacto puede tener en nosotros a nivel biopsicosocial y continuar indagando sus consecuencias. Es importante saber, que un consumo excesivo de la misma puede llevar a una adicción teniendo que acudir a un profesional para poder solventarlo.
Estos hallazgos subrayan la importancia de comprender y abordar el impacto completo de la pornografía en la salud y el bienestar de las personas, en futuras investigaciones.
En conclusión, ante la posibilidad de que el consumo de pornografía pueda convertirse en una adicción, es fundamental reconocer la importancia de buscar ayuda profesional. Los efectos negativos en el cerebro y en otros aspectos de la vida pueden ser significativos, por lo que es crucial abordar este problema de manera adecuada. Además, se destaca la necesidad de una mayor conciencia sobre los riesgos asociados con el consumo excesivo de pornografía y la importancia de fomentar una relación saludable con la sexualidad. Si alguien experimenta dificultades para controlar su consumo de pornografía o experimenta efectos adversos en su vida diaria, buscar la orientación de un profesional capacitado en salud mental puede ser el primer paso hacia la recuperación y el bienestar.
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