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Santiago Martín Asencio

Pensar bien para querer bien: pensamientos irracionales en el sexo.


El psicólogo Santiago Martín Asencio publica este artículo para el blog Sexualidad y Salud de la consulta Doctor Carlos Chiclana.

Para comprender los pensamientos irracionales y el sexo primero necesitamos hablar del ser humano. El ser humano es una especie peculiar, racional e irracional a la vez, guiado tanto por su pensamiento más lógico como por sus deseos y necesidades. Nos hemos diferenciado del resto de las especies, quizás más en cantidad que en cualidad, por nuestro uso de la razón. Pensamos, lo hacemos constantemente.

¡Quien pueda dejar la mente en blanco que tire la primera piedra!


Lo que pensamos, aun sin nosotros darnos cuenta de ello, tiene grandes repercusiones en cómo actuamos, cómo nos sentimos, cómo vivimos nuestra sexualidad… De hecho es tramposo considerar que el pensamiento, la acción y la emoción son cuestiones separadas e independientes, ya que son aspectos profundamente conectados entre sí.

El pensamiento juega un papel central en nuestra manera de actuar y sentir; si yo pienso que no tener trabajo es algo indigno y propio de una persona fracasada, el día que pierda el empleo me sentiré y actuaré de una manera distinta a si considerase que mi valía personal depende de otras áreas de mi vida. Ese planteamiento es aplicable al sexo: Lo que pensamos acerca del sexo y la afectividad que le rodea, influye en cómo sentimos y experimentamos nuestra sexualidad.

¡Pero explica ya que es un pensamiento irracional!

Un pensamiento irracional es una idea ilógica, fruto de una percepción distorsionada de la realidad. Al analizarla no tiene sentido o al contrastarla resulta falsa o incompleta. El conjunto de nuestras ideas racionales e irracionales conforma nuestra filosofía personal, desde la que interpretamos el mundo y actuamos sobre él. Pensar de manera irracional es algo común a las personas y nos permite tomar decisiones rápidas sobre muchas cuestiones que no necesitan un análisis demasiado profundo de la situación, es económico.

Los pensamientos irracionales se vuelven peligrosos cuando hacen que actuemos de una manera desadaptativa, cuando nos alejan de nuestras metas y valores y cuando generan un sufrimiento innecesario. Pero también pueden hacer que disfrutemos menos, por ejemplo de nuestra sexualidad, y sin necesidad de acudir a un profesional podemos buscar la manera de cambiar esos pensamientos para vivir una vida sexual más plena.

Vamos a ver algunos ejemplos de ideas irracionales en relación al sexo en pareja y por qué son irracionales:

-Si no alcanzo el orgasmo no es una relación plena y no he disfrutado.

¿Y qué es una relación plena? El sexo no viene con un manual de instrucciones con comienzo y final. Hemos aprendido por la visión tradicional del sexo y la pornografía que las relaciones acaban cuando el varón “consuma” la relación sexual. Quizás sea el momento de que los hombres demuestren que tienen más recursos y desean el disfrute de sus parejas. Que en ciertas ocasiones no se alcance el orgasmo no implica que la relación no sea placentera o una relación completa, de creerlo asíestaríamos asumiendo erróneamente que una parte es representativa del todo. Aunque el orgasmo sea muy placentero no es el único momento de disfrute sexual ni el último, debemos valorar el encuentro sexual en su conjunto para hacernos una idea realista del mismo. Pero en caso de no conseguir llegar al orgasmo recurrentemente sería recomendable consultar con un profesional dado que así podemos aumentar aún más nuestra experimentación del placer.

-Si no hago que mi pareja llegue al orgasmo soy un mal amante.

Como en el punto anterior estamos incurriendo en el error de considerar una parte de la respuesta sexual como el todo, también reducimos la capacidad de ser un buen amante a un solo factor. ¿Pensar de esta manera nos ayuda? Probablemente no, estamos generando una visión negativa acerca de nuestro desempeño de manera irracional y esto nos puede llevar a una frustración y ansiedad que merme nuestro desempeño. Así como empeñarnos de manera algo egoísta en conseguir algo que, a lo mejor, la otra persona no necesita ¿Qué puedo hacer para saber si ha sido una relación satisfactoria? 1) Comunicar, preguntar y escuchar 2) Atender a cómo responde la otra persona durante y tras la relación.

-Si no hay penetración es como si no hubiese sexo.

A pesar de que la penetración parezca la práctica por excelencia, el sexo no se limita a eso. La sexualidad rebasa la penetración y la genitalidad. El cuerpo está cargado de zonas erógenas, de receptores sensoriales, se estimula de forma afectiva y relacional, es mucho más.

Si tan solo centramos nuestras acciones y deseos en la penetración estamos:

1) Cargando de un peso excesivo a una conducta sexual. Esto nos puede llevar a sentir ansiedad mientras practicamos la penetración que desemboque en un menor disfrute, menor rendimiento, problemas de desempeño...

2) Limitando las posibilidades de disfrutar de diferentes zonas erógenas y de todos nuestros sentidos. Se puede leer el artículo “Cómo tener más y mejor sexo”.

3) Siendo un poco aburridos, yendo siempre a lo mismo y demostrando una baja creatividad. Lo que se repite una y otra vez deja de ser placentero y estimulante. Que la práctica sexual no se centre solo en la penetración propicia que el sexo sea placentero y novedoso durante mucho tiempo y las parejas no se cansen de él.

Esta idea es irracional ya que, además de limitar nuestro disfrute, se presenta en formato dicotómico y absolutista del tipo todo o nada (o hay penetración o no hay sexo), se produce una abstracción selectiva (dentro del amplio rango de expresión de nuestra sexualidad yo solo me focalizo en una)

-No me ha gustado el sexo con x, no somos compatibles, no vamos a disfrutar nunca.

En esta idea aparece el pensamiento irracional del tipo “lo que una vez fue mal irá siempre mal”, asumimos que lo que ha pasado en una ocasión está destinado a repetirse. A su vez consideramos erróneamente que la compatibilidad de 2 personas depende únicamente de una interacción sexual. Una estrategia más adecuada será evaluar por qué la relación sexual no ha sido satisfactoria; algunos ejemplos: porque estamos incurriendo en pensamientos irracionales, por si alguno de los miembros estaba sufriendo ansiedad, uno de los miembros no tiene un comportamiento respetuoso… En función de esa evaluación podemos plantearnos si la situación es modificable o no y si merece la pena modificarla.

Esta idea comparte inferencias con la idea irracional de“si fracasa el sexo fracasará la relación”. Esta idea irracional, como la mayoría contiene cierta verdad, siendo que es preferible en la pareja que funcione bien en el plano sexual. Pero que algo sea preferible no implica que el cielo se caiga de no ser así, y desde esa perspectiva podremos ser más flexibles y adecuados a la realidad. Una manera más adaptativa de formular esa idea sería “preferiría que en mi relación el sexo fuese más satisfactorio”.

Otras ideas irracionales respecto a la pareja y la sexualidad son:

o Si duro poco soy un fracasado.

o Si le digo que no va a pensar que no le quiero.

o Si no tengo un cuerpo 10 y domino todas las técnicas no va a disfrutar conmigo.

o Es mejor no tener una relación sexual a tenerla y decepcionar.

o Si mi pareja no se excita es mi culpa.

Proponemos al lector interesado que reflexione sobre los errores que hay tras estas afirmaciones, cómo afectan a la persona que piensa así y cómo sería una formulación racional de las mismas.

¡Ahora ya entiendo lo que dices!

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