Artículo publicado por la psicóloga Úrsula Pavía para el blog sexualidad y salud de la Consulta Doctor Carlos Chiclana.
Cuando Jaime tenía 14 años, era delantero en el equipo de fútbol de su colegio. Además de ser el jugador más prometedor del equipo, era muy admirado entre sus compañeros por su forma de ser. Siempre recurrían a él para pedirle algún consejo o para buscar motivación y ánimo cuando se acercaban los partidos más duros.
De repente, de un día para otro, Jaime empezó a faltar a los entrenamientos. En su rostro ya no se distinguía su característica sonrisa y evitaba quedarse conversando después del partido. Nadie entendía qué le pasaba, porque Jaime no era así. Tras varios meses con esta extraña actitud, abandonó el equipo.
Años más tarde, Jaime presenta problemas para dormir, pesadillas, dificultades para la regulación emocional, ansiedad, sentimientos de culpa e ira y acude a psicoterapia para intentar solucionarlo. Con ayuda de su psicóloga, consigue recordar cuándo y cómo surgieron sus dificultades. Había sido víctima de abuso sexual por parte de su entrenador de fútbol.
Jaime es solo una de las miles de víctimas que viven un abuso sexual cada año. En ese mismo año, 2012, se registraron un total de 3.087 denuncias en España [1]. Jaime, al igual que muchos otros, no denunció hasta 2019, cuando se hizo consciente de lo que le había pasado.
A pesar de la creciente información, no hay una idea clara en la sociedad sobre el abuso sexual. Todavía son muchas las dudas respecto al concepto y las características de este tipo de delitos. En este artículo se pretenden señalar algunas ideas clave que pueden ayudar a su comprensión.
¿Qué es el abuso sexual?
El abuso sexual se refiere a cualquier conducta sexual mantenida entre dos personas entre las que existe una situación de desigualdad y, supone la utilización de la víctima para la estimulación sexual del agresor [2]. Requiere que el atacante haga uso de alguna característica que pone a la víctima en desventaja, limitando su libertad sexual. Por tanto, se puede definir a partir de dos grandes conceptos: coerción y asimetría [3,4]-
La coerción es el empleo de manipulación, sorpresa, presión o engaño. La asimetría, por otro lado, impide la verdadera libertad de decisión. Existen una serie de aspectos y condiciones que diferencian a la víctima del agresor:
· Existe una desigualdad de edad entre las dos personas involucradas. Por ejemplo, cuando Lady Gaga tenía 19 años, sufrió abuso sexual por parte de un productor de música 20 años mayor que ella.
· Diferencias de poder en las que el agresor puede tener control sobre la víctima (Un mayor cargo en una empresa, un profesor, una figura de referencia, etc.)
· Diferencias de conocimiento. El agresor tiene más experiencias y es más consciente de las consecuencias del acto que la víctima. En el caso de Jaime, este no entendía lo que ocurría, simplemente sentía que estaba mal.
· Diferencias entre las necesidades satisfechas. El agresor busca satisfacer su deseo sexual , la víctima no.
· Diferencias en el rol entre ambas personas. Por ejemplo, en 2018 el caso de un profesor de una escuela de Vic (Barcelona) que abusó de una alumna de 12 años. [5] La diferencia en la relación va ligada a una limitación en la responsabilidad y puede distorsionar toda posibilidad de relación libremente consentida [2].
¿En qué se diferencia de una violación?
Últimamente, leemos en las noticias sobre casos de agresión sexual. Seguramente has escuchado sobre La Manada de San Fermín. ¿Qué hay de La Manada de Alicante? ¿Y la de Sabadell? Esto puede llevarnos a preguntarnos sobre las características del abuso sexual y la violación. ¿Es el mismo tipo de delito? ¿En qué se diferencian?...haz click aquí para seguir leyendo el artículo.