Artículo publicado por la psicóloga Úrsula Pavía para el blog Sexualidad y Salud de la consulta Doctor Carlos Chiclana.
“Mi madre
sonreía
mientras me ofrecía
un terrón de azúcar en la palma de su mano.
rápidamente,
lo acepté.
Cogí uno
(sólo uno),
lo acerqué a mi boca
colocándolo delicadamente
en el centro de mi lengua
y me quedé paralizada.
NO ERA AZÚCAR, ERA SAL.
Así podría definir lo que es un abuso:
saber que recibirás sal,
pero aun así desear con todas tus fuerzas que sea azúcar
durante diecinueve años.
— Puede que te hayas ido, pero todavía me duele el estómago”.
Amanda Lovelace [1]
A través de sus palabras, Amanda, nos ayuda a entender cómo es la experiencia de una persona que ha vivido un abuso. Párate un momento y piensa: ¿Cómo tiene que ser el hecho de sentirse herido de esta manera por una persona que debería ser quien te proteja? En este caso una madre, una figura irremplazable para tí, una figura destinada a proporcionarte seguridad, calidez y cuidados ¿Cómo puede afectar esta desagradable experiencia a un/a jóven chico/a?
¿Cuál es el perfil de la victima?
Los datos más recientes de España dan a conocer 4.792 casos de abuso sexual en 2017.
Analizándolos con mayor detalle se observa:
- 86% de víctimas mujeres frente a un 14% de varones [2].
- Más del 50% de las víctimas sonmenores de edad (sobre todo entre los 12 y 15 años).
- Los grupos de menores de edad y personas hasta los 30 años conforman el 80% de las víctimas.
- La mayoría de los abusos sucede dentro del ámbito doméstico del menor [3].
- 1 de cada 5 niños son abusados por un familiar cercano [4].
- En 8 de cada 10 casos reportados el niñoconoce a la persona [4].